domingo, 30 de abril de 2006

La central nuclear 'José Cabrera' cierra sus puertas.



Decenas de veces la he visto.
Decenas de veces he pasado junto a ella.
Decenas de veces he pescado al lado de ella.
Y miles de veces me he puesto a pensar lo que pasaría en caso de tener un accidente.
Mejor no pensarlo.
Unos no hacen mas que hablar de las bondades de la energia nuclear.
Otros no hacen mas que hablar de sus defectos y peligros.
Yo solo voy a hablar de lo que he visto y sentido. No en el caso de la central de Zorita, pero si en el de la central de Trillo.
Trillo es un pueblo de Guadalajara precioso, cortado en dos por el rio Tajo, el cual se puede cruzar por un puente muy bonito, enclavado en un lugar precioso, tranquilo y magnífico para la práctica de la pesca deportiva.
Conocí Trillo sin central nuclear y lo he conocido con la misma.
Trillo ya no es igual.
Construyeron una presa aguas abajo del pueblo a un kilómetro aprox, para la toma de agua que refrigera la central que luego de ser usada, es devuelta unos metros mas abajo.
Ántes, yo pescaba en ésa zona. Pescaba truchas, barbos, bogas, todos ellos peces de aguas frias y bien oxigenadas. La presencia de éstas especies es síntoma de aguas limpias.
Desde que construyeron dicha presa, el agua es devuelta al rio con varios grados mas de temperatura. Se han cargado todo el ecosistema. Ya no hay barbos, ni bogas, ni mucho menos truchas. Ahora hay carpas, peces que son indicativo de lodos, cienos y aguas poco saludables.
He dejado de ir a pescar a Trillo, he dejado de creer en la energía nuclear, si es que creía algo en ella.
Todo el tramo de rio Tajo desde Trillo hasta el embalse de Entrepeñas (que son muchos kilómetros), ha perdido aliciente para los pescadores que como yo, sólo buscamos un dia de solaz y tranquilidad y de paso disfrutar de la pesca del barbo a la ova, una de las técnicas mas bonitas y difíciles de pesca en agua dulce.

Requiem por Trillo.

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