martes, 29 de septiembre de 2009

viernes, 4 de septiembre de 2009

Que tristeza mas grande.


Aquí me tienes...43 años... y llorando como un niño.
Acabo de tomar una de las decisiones mas difíciles de mi vida.
Acabo de decidir el final de uno de mis mejores y mas fieles amigos durante los últimos 13 años.
La artrosis ha acabado por dejarle completamente inválido de los cuartos traseros y ya no le dejaba ni levantarse al animal.

Ha sido tan lamentable verle arrastrarse últimamente por el suelo, intentando saludarte y seguir siendo el amigo cariñoso que siempre ha sido, que ya me he visto obligado a evitarle mas sufrimiento.

Mi perro, mi amigo y compañero, mi precioso Cocker negro como el azabache "Roly", está en estos momentos, cuando son las 11 de la mañana, esperando una inyección letal en la camilla de una clínica veterinaria.

Llevo meses dilatando el desenlace, que no la decisión, intentando encontrar una solución imposible para intentar al menos aliviarle los fuertes dolores que le provocaba la enfermedad, pero ha llegado un punto en el que ya se me hacía inhumano y cruel mantenerlo en ese estado.

Al que no tenga un animal en casa, probablemente le resultará extraño que tenga esta pena, incluso a alguno le parecerá ridículo...pero para mí ha sido, es y será un miembro mas de mi familia.

Cariñoso con todo el mundo, juguetón y leal, siempre ha estado ahí en los momentos en los que me he sentido mal y ha sido, con diferencia, el que me ha hecho el mejor recibimiento cada vez que entraba en casa, aunque solo hubiera salido a por tabaco.

No puedo expresar con palabras la profunda tristeza que me invade.

Llevo llorando una hora sin poder parar, escondiéndome de mis compañeros de trabajo para no tener que responder la causa y el porqué de mis ojos rojos y llorosos...y me temo que seguiré derramando lagrimas unas cuantas semanas mas. Mi perro "Roly" ya no estará mas conmigo, ya no volveré a jugar con él, ya no tendré que levantarme temprano para sacarle a la calle, ya no tendré que comprarle comida, ni galletitas, ni podré disfrutar de su siempre fiel compañía, ya no volveré a tenerle tumbado a los pies de mi cama cuando me encontraba enfermo...

Si un día me lo hubiera encontrado en casa, muerto por un infarto o algo así, de repente, seguramente lo hubiera pasado mal, pero también seguramente no tendría el sentimiento tan profundo de tristeza que tengo ahora habiendo tenido que ser yo el que tome esta decisión.

Mi perro se merece esta entrada, mi amigo se merece mi recuerdo, y todo mi cariño, ese que él ha derrochado con nosotros, con mi hija, con mi esposa y con todo aquel que estuviera a su lado.

Es uno de los días mas tristes de mi vida.

Nunca seré capaz de agradecerte en su justa medida tu siempre sincera e incondicional amistad. Aunque estuviera escribiendo un año entero no podría expresar lo que siento por ti, "negrito".

Gracias por todo, y descansa en paz, "Roly".

HASTA SIEMPRE, MI FIEL AMIGO Y COMPAÑERO.